A escala nacional, es muy importante contar con capacidad para recopilar datos fidedignos a fin de establecer sistemas nacionales de alerta temprana. De esta forma, los países pueden detectar problemas con prontitud y prepararse para identificar amenazas y adoptar soluciones basadas en evidencias.
La estructura de los sistemas de alerta temprana difiere de un país a otro y deben adaptarse para satisfacer las necesidades locales en lo que se refiere a la estructura institucional, las características sociales y los esquemas nacionales de consumo de drogas. Si bien algunos sistemas funcionan sin un marco formal, muchos funcionan con un marco jurídico en el cual definen su papel, las tareas de los distintos interesados y la base jurídica para el intercambio de información.
La participación en redes de alerta temprana puede tener diferentes modalidades, desde llamadas telefónicas informales o correos electrónicos hasta comunicaciones oficiales con un formato estandarizado. A fin de que un mecanismo de alerta temprana funcione correctamente, se necesita comunicación en tiempo real para facilitar la cooperación y el intercambio de información. Esto se puede lograr a través de canales formales o informales, incluidas plataformas virtuales dedicadas exclusivamente a esta tarea, y con una estrecha colaboración y una sólida confianza entre las partes interesadas. Asimismo, se deben establecer protocolos para el manejo de información sensible, confidencial y reservada.